6/2/13

Germinados, un gran alimento.

Las semillas germinadas, también llamadas brotes , sprouts o germinados son semillas que se hacen germinar, normalmente sobre suelo, para destinarlas a la alimentación o prepararlas para la siembra. Las semillas germinadas suponen una forma fácil de alimentarse saludablemente, al suponer una fuente natural de vitaminas y otros principios inmediatos, siendo muy digeribles gracias a los cambios sufridos durante el proceso de germinación.
Las semillas germinadas tienen propiedades nutricionales superiores a las de las secas: su contenido de vitaminas, minerales, oligoelementos y enzimas pueden multiplicarse por varias centenas durante la germinación. En el caso del trigo hay incluso ciertos elementos, como la vitamina C, que no están disponibles en las semillas sin germinar.


Es posible germinar casi cualquier semilla comestible para su consumo:
Legumbres: alfalfa, fenogreco, frijol chino, lenteja, judía, guisante, trébol, etcétera.
Cereales: avena, trigo, maíz, mijo, centeno, alforfón, cebada, quinoa, arroz, etcétera.
Oleaginosas: sésamo, girasol y frutos secos como la almendra, la nuez, etcétera.
Verduras: brécol, zanahoria, apio, repollo, espinaca, hinojo, nabo, cebolla, puerro, perejil, rábano, etc.
Mucilaginosas: berro, lino, rúcula, mostaza, etc.

Es recomendable usar semillas de agricultura biológica, disponibles en comercios especializados, aunque también las semillas convencionales, siempre y cuando no estén tratadas con pesticidas u otros productos químicos. Para los cereales y leguminosas, pueden emplearse las que se venden para consumo alimenticio. Las semillas guardadas en buenas condiciones conservan su poder de germinación durante largo tiempo. Los frutos secos necesitan previamente un remojado durante largo tiempo antes de hacerlos germinar. Este proceso de pregerminación hace que los minerales que contienen (incluyen el calcio) sean más fácilmente asimilables por el cuerpo humano.














18/1/13

Plan de alimentación saludable

Un plan de alimentación saludable debe ser individual ya que las necesidades de cada uno dependen del sexo, la edad, el peso, la talla, el estado de salud y la actividad desarrollada. Se puede dar recomendaciones generales para adultos sanos, pero siempre es conveniente que cada caso particular se consulte con un profesional.

10 recomendaciones básicas

Comer con moderación e incluir alimentos variados en todas sus comidas.
Comer para reponer energías y no sólo porque tenemos la comida delante nuestro.
Buscar una alimentación lo más variada posible para tener mayor seguridad de que incorporamos todos los nutrientes que nos hacen falta.
Consumir diariamente leche, yogures o quesos. Son necesarios en todas las edades.
Comer diariamente frutas y verduras de todo tipo y color.
A través de frutas y verduras obtenemos fibra, vitaminas y minerales.
Comer una amplia variedad de carnes rojas y blancas retirando la grasa visible.
Una rebanada del tamaño de la palma de la mano, de carne vacuna, cerdo, pollo o pescado es la recomendación para un adulto sano.
Preparar sus comidas con aceite preferentemente crudo y evitar la grasa para cocinar.
Disminuir el consumo de azúcar y sal.
Aumentar el consumo variado de panes, cereales, pastas, harinas, féculas y legumbres.
Los cereales y las legumbres son la mejor fuente de energía.
Disminuir el consumo de bebidas alcohólicas y evitarlo en niños, adolescentes y embarazadas.
Tomar abundante cantidad de agua potable durante todo el día.
El agua es imprescindible y nos hace falta beber alrededor de 2 litros diarios.
Aprovechar los momentos de las comidas para el encuentro y diálogo con otros.
Para el hombre, comer, también es un acto social. Desde que nacemos, el momento de la alimentación es una oportunidad para el contacto con nuestros seres queridos.

Un adecuado comportamiento alimentario no se basa sólo en qué comemos, sino, también, con quién, en dónde, porqué y cuándo comemos. Comer sentado, masticando bien, sin ver televisión, sin discutir. Preparar una cantidad razonable de alimentos, en forma higiénica y dejar de comer cuando se siente saciedad, también forma parte de un adecuado plan de alimentación.